La primera medida que se debe considerar siempre es
si es posible generar menos
residuos o aprovecharlos en otros procesos de fabricación.
Continuamente están saliendo nuevas tecnologías que permiten fabricar con menor
producción de residuos, lo que tiene la ventaja de que los costes se reducen
porque se desperdicia menos materia prima y no hay que tratar tanto residuo. En
la actualidad, en la mayor parte de los sectores industriales, existen
tecnologías limpias y el problema es más de capacidad de invertir de las
empresas y de formación en los distintos grupos de trabajadores que de otro tipo.
Muchas empresas están reduciendo llamativamente la emisión de contaminantes y
la generación de residuos, ahorrándose así mucho dinero.
Pero al final de los procesos industriales siempre
se generan más o menos residuos. Con la tecnología actual sería posible reducir
el impacto negativo de cualquier contaminante a prácticamente cero. Pero
hacerlo así en todos los casos sería tan caro que paralizaría otras posibles
actividades. Por eso, en la gestión de los residuos tóxicos se busca tratarlos
y almacenarlos de forma que no resulten peligrosos, dentro de un costo
económico proporcionado. Esto se consigue con diversos procedimientos, dependiendo de cuál
sea el tipo de residuo. Así tenemos:
Tratamientos físicos,
químicos y biológicos.- Consiste en someter al residuo a procesos físicos
(filtrado, centrifugado, decantado, etc.); biológicos (fermentaciones,
digestiones por microorganismos, etc.) o químicos (neutralizaciones, reacciones
de distinto tipo). De esta forma se consigue transformar el producto tóxico en otros
que lo son menos y se pueden llevar a vertederos o usar como materia prima para
otros procesos. Las plantas de tratamiento tienen que estar correctamente
diseñadas para no contaminar con sus emisiones.
Incineración.-
Quemar los residuos en incineradoras especiales suele ser el método mejor,
cuando se hace con garantías, de deshacerse de los residuos tóxicos. Disminuye
su volumen drásticamente y, además permite obtener energía en muchos casos. Sus
aspectos negativos están en las emisiones de gases y en las cenizas que se
forman. Tanto unos como otros suelen ser tóxicos y no pueden ser echados a la
atmósfera sin más o vertidos en cualquier sitio.
Vertido.- Al
final de todos los procesos siempre hay materias que hay que depositar en un
vertedero para dejarlas allí acumuladas. Esta es una parte especialmente delicada
del proceso. Los vertederos de seguridad deben garantizar que no se contaminan
las aguas subterráneas o superficiales, que no hay emisiones de gases o salida
de productos tóxicos y que las aguas de lluvia no entran en el vertido, porque
luego tendrían que salir y lo harían cargadas de contaminantes. En la práctica
esto es muy difícil de realizar, aunque se han realizado progresos en el diseño
de estos vertederos.
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